Amig@s del caballo! El bienestar muscular del caballo es clave para su rendimiento y longevidad. Durante las sesiones de equitación, ciertas zonas se sobrecargan más que otras, lo que puede derivar en contracturas, inflamación o incluso lesiones crónicas. Conocer esas áreas vulnerables y aplicar estrategias de prevención ayudará a mantener a tu caballo sano y en forma.
Músculos del dorso
Los músculos longeísimos del dorso (longissimus dorsi) son responsables de la extensión y estabilidad de la columna vertebral.
- Funcionan como “columnas de soporte” durante el galope y el trote.
- Reciben gran presión bajo la silla, especialmente si hay desequilibrios en el jinete.
Cuando se fatigan, el caballo arquea la espalda, pierde espacio de movimiento y muestra incomodidad bajo la montura.
Músculos lumbares y abdominales
La zona lumbar (erectores de la columna en la región de los riñones) y los músculos abdominales trabajan en conjunto para:
- Transferir la energía desde las patas traseras hacia adelante.
- Mantener la postura adecuada del lomo.
Un desequilibrio entre dorso y abdomen puede causar sobrecarga lumbar, rigidez y dolor al flexionar el tronco.
Músculos del cuello y escapulares
El músculo trapecio cervical y el músculo esplenio sostienen la cabeza y el cuello:
- Participan en el encuadre de la cabeza y la aceptación del contacto con la brida.
- Su tensión excesiva limita la flexibilidad y compromete la respiración.
Las faltas en la doma y el uso de cabezadas inadecuadas contribuyen a contracturas en esta zona.
Músculos de las extremidades posteriores
Glúteos (medio glúteo) e isquiotibiales impulsan el movimiento:
- Son esenciales para el empuje y la propulsión en cada fase del paso, trote y galope.
- Un trabajo demasiado intenso sin adaptación provoca rigidez, cojeras y tendinitis.
Causas frecuentes de sobrecarga
- Montura mal ajustada o desgastada.
- Desequilibrios posturales del jinete (peso mal distribuido).
- Falta de calentamiento y enfriamiento adecuados.
- Aumentos bruscos de intensidad o duración en el entrenamiento.
Estrategias para proteger los músculos
1. Selección y ajuste de la montura
- Revisiones periódicas con un aparejador profesional.
- Asegurar ausencia de presión localizada y espacio para el paso de la cruz.
2. Calentamiento y enfriamiento
- 10–15 minutos de caminata activa antes de ejercicios intensos.
- Estiramientos estáticos suaves al final de cada sesión.
3. Entrenamiento progresivo
- Planificar incrementos graduales en tiempo e intensidad.
- Variar las disciplinas para implicar distintos grupos musculares.
4. Técnicas de recuperación
- Masajes equinos y fisioterapia específica.
- Aplicación de frío local después de sesiones muy intensas.
- Hidroterapia o piscina equina para descarga articular.
5. Nutrición y suplementación
- Dieta equilibrada rica en antioxidantes (vitamina E, selenio).
- Ácidos grasos omega-3 para reducir inflamación.
- Minerales como magnesio para mejorar la función muscular.
6. Descanso y escucha del caballo
- Días de descanso activo (pastoreo o paseo ligero).
- Observar signos de rigidez, cojera o rechazo al brío.
7. Atención profesional especializada
- Revisiones periódicas de un fisioterapeuta u osteópata equino.
- Ajustes quiroprácticos para mantener la movilidad vertebral.
Mantener a tu caballo en óptimas condiciones musculares no solo previene lesiones, sino que mejora su disposición y rendimiento. Implementa estas recomendaciones de forma constante y adapta tu trabajo al nivel y la condición física de tu compañero equino.
Sugerencias adicionales:
- Lleva un registro de cargas de trabajo y recuperación.
- Utiliza mantas térmicas antes de montar en climas fríos.
- Habla con tu veterinario sobre programas de fitness equino personalizados.