Amig@s del caballo! hoy les quiero hablar de un tema que empieza a despertar conciencia en las personas que tienen animales domésticos, me refiero a su salud mental.
Esta comprobado por varios estudios científicos que los animales se estresan y sufren, para defender a los animales, países como España han creado diferentes leyes que mejoran su calidad de vida con el fin de ahorrarles estrés y otros sufrimientos causados por un manejo irresponsable.
Todas las personas que tenemos caballos bajo nuestra responsabilidad sabemos que son animales sensibles y que sufren estrés por diferentes situaciones que intentamos evitar con el motivo de conservar su salud mental. De este tema les quiero hablar en este post, de la salud mental del caballo.
El estrés es fácil de detectar en los caballos pero pocas personas conocen que los caballos también sufren de depresión, esta se manifiesta con un cambio en su conducta y costumbres, por ejemplo: el caballo a menudo mira hacia la pared trasera del establo. Sus ojos están abiertos, pero apagados, desenfocados y mirando al frente con un período prolongado entre cada parpadeo. Su cabeza está baja y las orejas inmóviles con el cuello estirado (ángulo abierto mandíbula-cuello) y al mismo nivel que la espalda. Esto se describe como una postura "retraída" y difiere marcadamente de la de un caballo que observa su entorno, cuyo cuello se mantiene más alto y cuyas orejas se mueven atentas. También se diferencia de la postura de un caballo en reposo que relaja sus músculos, a menudo apoya una pata trasera, gira las orejas lateralmente, permite que los párpados y los labios caigan y sostiene su cuello de tal manera que se inclina más bajo y más redondo.
Cuando un caballo se ve indiferente e insensible a los seres humanos y otros estímulos de su entorno familiar nos advierte de que algo sucede.
Este signo fue demostrado más enfáticamente por un estudio francés realizado en la Universidad de Rennes. Un grupo de caballos que exhibían la postura retraída fueron expuestos secuencialmente a una serie de cinco sonidos inusuales que no habrían sentido antes (un nuevo estímulo en su entorno familiar). A modo de contraste, un grupo de caballos "normales" (caballos que no exhibían la postura "retraída") fueron expuestos de manera similar a los sonidos como grupo de control. Cada día, cada caballo escuchaba uno de los sonidos, reproducidos durante tres segundos desde un altavoz al lado de su establo, y su reacción era grabada en video. Los sonidos se rotaban diariamente hasta que todos los caballos habían escuchado todos los sonidos. Se demostró que los caballos retraídos eran significativamente menos propensos a prestar atención a los ruidos, con solo alrededor de la mitad de ellos reaccionando (orejas alerta, levantando la cabeza o algún otro signo de atención) en comparación con el 90% del grupo de caballos normales. Además, durante los cinco días que duró el estudio, los caballos de control mostraron habituación a los ruidos inusuales, mientras que la reacción de los caballos retirados no cambió significativamente. Estos hallazgos indicaron que los caballos retirados habían sufrido un "cambio cognitivo", que estaban tan estresados física o psicológicamente que habían desarrollado una "falta de atención sensorial" ("desconectados" o desconectados de su entorno). Si bien algunos de los caballos de control tardaron más en reaccionar a los sonidos inusuales, se creía que esto era una consecuencia de que simplemente estaban más tranquilos, a diferencia del grupo retraído en el que muchos de los caballos no reaccionaron en absoluto el primer día.
Un signo importante es la pérdida de apetito y los vicios de cuadra (Estereotipias)
La depresión hace que el caballo pierda el apetito. Esto puede resultar en una pérdida de peso poco saludable, lo que a su vez podría provocar otras afecciones de salud.
Los síntomas de la depresión en los caballos también incluyen el "tragar aire" y otros comportamientos destructivos que representan un estado mental anormal.
La falta de voluntad para trabajar o sentir que ya no disfrutan del trabajo que solían disfrutar. Esto es especialmente importante cuando se considera la seguridad del jinete y del caballo. Un caballo retraído puede no reaccionar adecuadamente ante situaciones potencialmente peligrosas. Si su atención está en otra parte mientras lo monta, podría ser peligroso para el jinete y el caballo.
El evitar a otros caballos o separarse de la manada o no reaccionar ante otros caballos de su entorno, es otro signo para estar alerta.
El Aumento del miedo y la ansiedad es otro factor:
Un estudio publicado este año por la Universidad de Edimburgo encontró que el 95% de los veterinarios equinos informaron haber trabajado con caballos difíciles al menos una vez al mes, lo que resultó en que el 81% de ellos sufriera al menos una lesión en los últimos cinco años.
Reducción de los niveles de cortisol en sangre
El estudio de la Universidad de Rennes identificó que los caballos deprimidos tenían un nivel de cortisol en sangre más bajo que los caballos normales. El cortisol es la hormona del estrés del cuerpo y se encuentran niveles reducidos en personas que sufren de afecciones como el trastorno de estrés postraumático y la fatiga posviral. Si bien estamos muy lejos de que el nivel de cortisol en la sangre se utilice como un marcador confiable para la depresión en un caballo, los autores sugirieron que una lectura baja implicaba que los caballos expuestos a condiciones de manejo que inducen estrés sufren una "profunda alteración del sistema fisiológico".
¿Podría la depresión de mi caballo ser un problema estacional?
Si el Trastorno Afectivo Estacional (TAE) es una causa posible, entonces debemos considerar el aumento de la exposición a la luz natural de los caballos. Se realizó un estudio en la Universidad de Nottingham, donde los caballos de prueba se sometieron a una hora de luz de amplio espectro de alta intensidad todos los días durante seis semanas. Sus comportamientos con respecto a la alimentación, los patrones de sueño y la actitud al ser manipulados y montados se compararon con un grupo de caballos que no habían recibido la terapia. Se observó que los caballos no tratados dormían más tiempo, eran más perezosos en el ejercicio montado y más gruñones.
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