jueves, 20 de mayo de 2010

Como conseguir un buen contacto con la boca del caballo

Foto: Aunque estemos parados, podemos mantener un ligero y buen contacto. En la imagen estoy montando una yegua hannoveriana.  

El contacto:  

Hace poco una amiga me dijo que su caballo no tomaba bien contacto, yo la dije que podíamos montarlo un día juntos y ver como podíamos resolver el problema, entonces se me ocurrió escribir este artículo acerca del contacto pues me di cuenta ese mismo dia de que algunas personas no tienen muy claro lo que es el contacto y como se debe conseguir.
El contacto es la constante conexión, uniforme en ambas riendas, entre la mano del jinete y la boca del caballo. La idea clave es que el caballo busca el con­tacto mientras que el jinete lo permite. Así lo define el reglamento de la Federación Ecuestre Alemana. Esta definición ha sido válida para el mundo entero al haber sido aceptada por la F.E.I.
El contacto ha de ser duradero. La fortaleza del contacto es una cuestión diferente que veremos más adelante. El contacto es necesario al inicio de la pre­paración y tiene junto con las ayudas impulsantes va­rios objetivos, como regular el aire y dentro del aire el tempo, indicar la dirección y preparar desde atrás lentamente la postura del caballo. Esta última finalidad del contacto también requiere alguna aclaración.
El caballo busca el contacto y el jinete lo permite, se trata de una idea muy importante. Muchas veces pensamos que debemos nosotros activamente “con­tactar “con la boca del caballo y esto puede ser un grave error de cuyas consecuencias no somos del todo conscientes. Nuestra imagen errónea aquí sería que cogemos una correa – la rienda – y la tensamos has­ta que al otro lado podamos sentir una resistencia. Al hacerlo podríamos destruir la posibilidad del contacto mismo, se trata de un falso contacto que ha sido roba­do o arrancado al caballo y que interrumpe la comuni­cación con el caballo, y sin ésta no hay Doma Clásica.
El contacto solamente puede producirse en el mo­mento en el que tenemos activamente un control absoluto sobre nuestro cuerpo. Requisito para el contac­to correcto es la independencia de nuestra mano, de nuestro asiento, de nuestra pierna. Nunca encontra­remos el contacto correcto si necesitamos las riendas para sujetarnos. 

Esta conexión se refiere en la experiencia práctica, no solamente a la conexión entre la mano del jinete y la boca del caballo. Sino más bien a la sensación de una conexión de la boca del caballo a los posteriores del caballo. Esto quiere decir que el contacto es la sen­sación de una conexión con el último eslabón – la boca del caballo activada por una cadena muscular que nace en el tren posterior. El jinete siente la boca del caballo en su mano, así como la actividad de los posteriores; la elasticidad del movimiento, la actividad del dorso y la descontracción, la impulsión y la amplitud con la que su caballo avanza. Si la actividad de la boca del caballo no es correcta, quiere decir, no ensaliva, tiene la boca abierta, tasca exageradamente o saca la lengua, enton­ces resulta que tenemos un mensaje negativo desde el “primer“ eslabón de nuestra cadena de músculos desde detrás. 
El peso del contacto también depende del ejercicio que se está realizando. Por ejemplo en ejercicios como el piafé o la pirueta al galope, el caballo debería pesar muy poco en la mano. Sin embargo durante los apoyos se le permite al caballo un poco más de apoyo en la mano, preferentemente en la rienda exterior. Se considera normal que los caballos busquen un contacto un poco más firme en ambas riendas por ejemplo en los alargamientos al trote. La causa se encuentra en varias razones, por un lado en la misma impulsión, en la ampliación del marco y por otro en la tendencia natural de traspasar el punto de gravedad hacía delante. Por ello vemos muchos caballos en este ejercicio volcados sobre su tercio anterior. Hay que intentar de reducir el peso en este ejercicio a un mínimo, sin embargo en muchos caballos persiste un contacto más fuerte durante el alargamiento. A lo largo de los años el jinete constata que cada caballo suele buscar una medida de peso individual en la mano del jinete.    
 Foto: Alargando el trote con un ligero contacto de riendas.
 
 
Un caballo que acepta la rienda y el contacto y mantiene la nuca como el punto más alto tiene buen contacto y aumenta su autosostenimiento que siempre dependerá del desarrollo de la musculatura del cuello y del grado de preparación. Con una buena preparación partiendo de un buen contacto conseguiremos la evolución de la postura de la cabeza y del tren anterior del caballo. A medida que el caballo gana fuerza en el tren posterior para poder sostenerse, se eleva su cuello, sus espaldas ganan en libertad, el cuello y la cabeza se elevan algo más y el caballo puede llevarlos altos de nuevo como lo haría si no llevara el peso del jinete al estar suelto en el prado. Todo depende del punto de gravedad común entre el jinete y el caballo. A medida que este se traslada a los posteriores, que se doblan cada vez más, se aligera el contacto. Por esta razón no debemos considerar el contacto aisladamente. Volvamos a la práctica. Cuando forzamos la colocación del cuello antes de su tiempo y con demasiada fuerza en las riendas el caballo suele tener dos mecanismos de defensa. Se puede quedar detrás de la rienda o se puede colgar en la mano, intentando llevarse las riendas por la fuerza.
La búsqueda de un contacto constante y uniforme alberga un grado de dificultad superior. Algunos caballos ejercen presión en contra del filete. Otros se esconden o se enroscan detrás de la mano, detrás del filete. Para los primeros es importante aligerar el contacto y no dejarles que se apoyen en la mano. Los últimos hay que lograr que se acercan a la mano. Ambos problemas en el contacto manifiestan una causa que se esconde en otra parte del cuerpo, donde el caballo no está descontraído, tanto en el cuerpo como en la secuencia de la locomoción. Algunos caballos tienen posteriores lentos, fuertes, que no se doblan y a la vez tienen el dorso débil. Otros caballos tienen unas rodillas demasiado débiles junto con un dorso débil. Como estas dos razones podemos encontrar cientos de posibles causas y lo único que nos ayudará a mejorar el contacto es el trabajo consistente sobre los problemas.
También el futuro tema de la “rectitud“, otro punto de la escala de formación, está tan estrechamente relacionado con un contacto uniforme en ambas riendas que las fronteras se vuelven borrosas. Por ello es tan importante que el caballo aprenda a aceptar más y más la rienda exterior en las líneas curvas. La gimnasia del posterior interior – una de las preocupaciones constantes de nuestra disciplina - y el fortalecimiento del arco interior de la caja torácica solamente se realizan correctamente si no la frenamos constantemente con la mano interior. Por ello tenemos que entender que nunca debemos aumentar la presión en la rienda interior durante el giro. Mientras que la pantorrilla pide al posterior interior que cargue más peso el caballo tiene que volverse más ligero en la mano interior.                      
El hecho de poder llevar o conducir el caballo con la rienda exterior, especialmente en las líneas curvas es un hecho básico para la flexibilidad y agilidad del cuerpo y la elasticidad de los movimientos.  
El jinete puede cambiar las características del contacto de su caballo más adelante con una correcta preparación. Si un caballo por naturaleza suele apoyarse algo más de lo que nos gustaría o si nuestro caballo tiende a esconderse detrás, tenemos que tener en cuenta que para una mejora del contacto contamos con cinco puntos claves en la línea superior del caballo. Son puntos donde pueden aparecer dolores, bloqueos y atrofias, en concreto: la mandíbula inferior, la quijada, la nuca, el cuello inferior, el dorso y el sacro ilíaco. Sobre estos cinco puntos podemos trabajar para mejorar en consecuencia el contacto con la boca de nuestro caballo.
Por ejemplo cabe destacar que la movilidad de la mandíbula inferior es de gran importancia para lograr un contacto suave. Al igual como que el caballo pueda ceder en la quijada y que pueda doblar la nuca correctamente. En un contacto correcto la nuca es el punto más alto. La nuca es una de las articulaciones giratorias más importantes en el cuerpo del caballo. Al doblar la nuca libremente la mandíbula comprime la glándula para ensalivar y así ésta se activa y produce saliva y el caballo comienza a tascar el filete, un hecho que buscamos en un buen contacto. El caballo también debe ceder en la musculatura del cuello inferior, hay caballos que presionan en contra y desarrollan una musculatura fuerte en el cuello inferior, los así llamados “cuellos de ciervo“ son el caso extremo. Lo que buscamos es que el caballo se acerque a la mano estirando la cuerda cervical, un hecho imprescindible para establecer un buen contacto. Aquí observamos que los criterios coinciden con las características que buscamos durante la descontracción. En este aspecto se cierra el círculo y la Escalera de Formación adquiere un significado coherente entre sí. El contenido del sistema se complementa y alcanzamos un primer escalón completo sobre el que podemos construir la equitación avanzada.
Cuando permitimos que el caballo alargue su cuello adelantamos nuestras manos y el caballo se sostiene, no se precipita sino se queda conmigo, lo puedo controlar con el asiento, sin alterar la postura, sin precipitarse, sin que se altere el equilibrio.
Otra prueba es si soltamos por un momento una rienda totalmente, el caballo mantiene su postura sin perder equilibrio. Tanto uno como otro ejercicio deberían ser realizables sin problemas con nuestro caballo. Así comprobamos que nuestro caballo no se apoya en las riendas utilizándolas como sostén. Así comprobamos que nuestro trabajo diario evoluciona correctamente y que el contacto que tenemos con la boca del caballo es correcto.
La sensibilidad y la intuición para distinguir entre aguantar las riendas y ceder gana cada vez más importancia. Tanto el jinete, respecto a la boca del caballo, como el caballo, respecto a la mano del jinete, desean que el contacto sea ligero, suave y constante.