jueves, 18 de diciembre de 2014

La anemia infecciosa equina.

La AIE se puede detectar con un simple análisis.
Amigos y seguidores de este nuestro blog, en esta entrada hoy quiero hablarles de una enfermedad que por desgracia es muy común aquí en Sudamérica. Por este motivo hoy quiero en esta entrada hablarles un poco de esta enfermedad para que entiendan mejor los riesgos que esta entraña y animarles a ustedes lectores a que hagan un examen de sangre periódico a sus caballos, si estos se encuentran cerca de lugares de alto riesgo. Nosotros controlamos a nuestros caballos cada dos meses y para que un caballo entre en nuestras instalaciones,  como requisito principal pedimos un análisis reciente en el que se garantice que el caballo esta libre de anemia y de influenza.
 ¿Qué es la anemia infecciosa equina o AIE? Es una enfermedad vírica general de caballos, asnos y mulos caracterizada por fiebre recurrente, anemia, pérdida de peso y edemas ventrales. Se transmite fundamentalmente por picadura de insectos hematófagos, y los animales infectados los son de por vida. Pertenece a la Lista B de la OIE y en algunos países es una enfermedad de declaración obligatoria.
¿Qué virus la produce? Se trata de un lentivirus de la Familia Togaviridae, antigénicamente similar al virus de la inmunodeficiencia humana. Es resistente a condiciones ambientales y se precisa una desinfección escrupulosa con éter, formol o fenol en concentraciones adecuadas para eliminarlo.
¿En qué países está presente la enfermedad? Está considerada una enfermedad de distribución mundial. El último brote diagnosticado en Ecuador data del 2011 y se sacrificaron alrededor de 100 caballos hasta que se controló,  aunque el brote fue controlado, se siguen en la actualidad encontrando caballos aislados con dicha enfermedad, como el caballo sacrificado hace más de un mes en Quito. Pero no solo en Sudamérica se dan casos, en el año 1983 hubo un brote en España y en el año 1999 la OIE registró la enfermedad en los siguientes países europeos: Alemania, Austria, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Francia, Grecia, Italia, Lituania, Rumania, Rusia y la antigua Yugoslavia.
¿Cómo se transmite la enfermedad? La única fuente conocida de virus son los équidos infectados. Hay que reseñar que un animal infectado es para siempre un portador del virus (y por tanto posible origen de contagio) aunque haya pasado mucho tiempo sin síntomas. La sangre de los animales infectados es la principal fuente de virus. Normalmente el contagio se va a producir a través de la picadura de insectos hematófagos que previamente hayan picado a un animal infectado. También es importante el contagio por mal uso de jeringuillas u otros utensilios médicos, al compartir su uso entre animales infectados y sanos, también conozco el caso de un caballo que se infecto por el mal uso de las espuelas por parte de su dueño, este hirió a un caballo infectado con sus espuelas y al herir a otro caballo sano con las mismas lo infecto, aquí pueden comprobar la magnitud de las malas acciones que se pueden llegar a practicar por ignorancia o crueldad.
 Aunque muy poco frecuente, es posible que un animal con microlesiones en el tracto digestivo se infecte al consumir agua o pienso contaminado con secreciones y excreciones de animales infectados. Otras formas posibles aunque raras es el nacimiento de animales infectados a partir de madres infectadas, la transmisión a través del calostro e incluso el contagio venéreo.
Qué animales pueden padecer la anemia infecciosa equina? Cualquier solípedo (caballos, asnos, mulas...) con independencia de su raza, edad o sexo, puede infectarse, convirtiéndose de ese modo en portador del virus para toda su vida siendo posible que manifieste signos clínicos, incluso que muera, en cualquier momento a lo largo de su existencia.
¿Cómo podemos saber si un animal está enfermo de anemia infecciosa equina? La infección por el virus de la anemia infecciosa equina determina tres situaciones clínicas:
· Enfermedad aguda
· Enfermedad crónica
· Portador inaparente Tras infectarse los caballos pueden desarrollar la enfermedad aguda: · Aumento de la temperatura corporal y pérdida de apetito.
· Aumento de las frecuencias cardiaca y respiratoria.
· Pequeñas hemorragias en las mucosas, que presentarán un aspecto amarillento o “sucios”.
· La anemia que da nombre a la enfermedad no es un síntoma frecuente en esta fase, pero algunos animales pueden presentarla, además de hemorragias nasales y edemas ventrales.
· Algunos animales pueden morir durante esta fase.
· Estos síntomas pueden pasar desapercibidos si los caballos no son observados cuidadosamente, sobre todo en aquellos que sólo manifiestan síntomas leves (depresión moderada, anorexia y fiebre ligera). La fase aguda remite en pocos días y entonces los caballos están expuestos a presentar de forma cíclica síntomas de enfermedad:
· Fiebre, anorexia y pérdida de peso.
 · Anemia
· Edema ventral Al principio estos ataques son frecuentes (cada dos semanas), pero cada vez se van espaciando más en el tiempo y son cada vez menos severos, de modo que el 90% de los episodios clínicos que presenta un caballo enfermo durante toda su vida ocurren durante el primer año. Sólo van a morir un 30% de los animales afectados, de modo que la mayoría de los enfermos permanecen como portadores del virus, prácticamente sin presentar síntomas después del primer año. Además algunos caballos, tras padecer la fase de enfermedad aguda no vuelven a presentar más síntomas y otros apenas tienen unos pocos episodios recurrentes antes de convertirse en portadores inaparentes. Incluso muchos caballos seropositivos (infectados) jamás han tenido ningún antecedente clínico. No obstante hay que precisar tres puntos:
 · Las condiciones externas (estrés) pueden desencadenar cuadros clínicos en animales infectados.
· Todos los animales infectados son portadores y pueden padecer un cuadro clínico incluso mortal, con independencia del tiempo transcurrido desde el último episodio.
 · En territorios en los que la enfermedad es endémica es más frecuente la presentación crónica o latente de la enfermedad, mientras que si la infección llega a un país previamente indemne son más frecuentes los cuadros agudos y graves.
¿Cómo podemos estar seguros de que un animal sospechoso presenta anemia infecciosa equina? Aunque los síntomas suponen un claro indicio de la enfermedad, la sospecha deberá confirmarse en el laboratorio. Hay que recordar que ante cualquier sospecha debemos avisar al veterinario para que confirme o descarte la anemia infecciosa equina. La prueba de diagnóstico oficial es el test de Coggins, que se realiza a partir del suero sanguíneo de animales sospechosos. Aunque es una prueba capaz incluso de detectar animales infectados sin síntomas, en ocasiones se dan resultados dudosos que pueden hacer necesaria una segunda toma de sangre para confirmar o descartar la infección. Y en cualquier caso un resultado negativo en animales sospechosos debe confirmarse 15 días más tarde. ¿Qué tratamiento le podemos administrar a los animales infectados? Al ser una enfermedad exótica sujeta a control por erradicación de posible brotes, no se debe realizar tratamiento alguno, ya que los animales infectados deben ser eliminados.
 ¿Qué podemos hacer para luchar contra esta enfermedad? Debemos evitar la entrada de la enfermedad en Quito, de modo que cuando se produzcan importaciones de lugares donde exista se exigirá:
· Que la pesebrera de origen y todas las existentes en un radio de 30 Km están exentas desde 12 meses antes. El radio de 30 Km se establece para asegurarnos de que ningún insecto de pesebreras vecinas infectadas haya podido picar a los animales que vamos a importar.
 · Que los últimos tres meses el animal haya permanecido en su lugar de origen, de modo que se disminuyan las posibilidades de contacto con animales de zonas infectadas.
· Realización de un test de Coggins con resultado negativo 30 días antes de la importación. · Cuarentena de 28 días, repitiendo entonces el test de Coggins que, obviamente, debe ser negativo.
Si su caballo confirmara la infección, las autoridades competentes determinarían las acciones a emprender en su zona, y que no serían muy diferentes de las siguientes:
Restricción de movimientos, prohibiéndose el tránsito de caballos, asnos y mulas. Realización del test de Coggins a todos los animales de las pesebreras infectadas y de un radio de seguridad alrededor de las mismas.
Aislamiento y sacrificio de animales enfermos y de animales positivos al test de Coggins, repitiendo el test cada 15 días mientras algún animal de positivo y 45 días más tarde cuando todos los animales hayan sido negativos.
Todos los animales que contactaron con los anteriores (y todos los de sus pesebreras) serán aislados y controlados clínica y serológicamente, procediéndose a tomar las medidas anteriores si hubiera algún animal positivo y repitiendo el test 45 días después si todos hubieran sido negativos.
También se practicarán con frecuencia desinsectaciones y desinfecciones concienzudas.