Aquí estoy junto al semental PRE Pegaso, medalla de oro en adiestramiento y campeón de la copa ibérica. |
Los orígenes del caballo español se pierden en la noche de los tiempos,
pues nuestro caballo español es una de las razas mas antiguas del mundo y una
de las que mas historia tiene.
Cuando llegaron los romanos al territorio que ahora se llama España,
conocieron a los temidos íberos, guerreros que peleaban en caballos de largas
crines. No es casualidad que en las pocas monedas íberas que se han encontrado
aparezcan guerreros a caballo y también toros, estos animales forman parte de
nuestra cultura, así ha sido durante siglos. En las crónicas romanas a lo largo
de toda la historia del pueblo romano, desde que estos llegaron a la península
Ibérica (a la que llamarían después Hispania) dejaron abundantes documentos que
atestiguan la antigüedad de la cría del caballo en nuestro suelo. El caballo
procedente de España, ese caballo valiente, noble de espesa crin a lomos de los
hispano romanos recorrió todo el imperio y los emperadores romanos siempre se
retrataban a lomos de caballos de tipo hispánico en los frescos de las villas
romanas de Italia o en estatuas de mármol y bronce por todo el imperio.
Muchos historiadores y expertos en genética dicen que cuando llegaron
los musulmanes a España, cruzaron sus caballos con los nuestros, el tipo de
caballo que los musulmanes portaban era el Berberisco, yo personalmente hasta
hace poco pensé que este cruce había influido mucho en la raza, pero leyendo
las anotaciones de Abad que considero muy acertadas, cambio mi opinión. Abad
afirma que los árabes entraron en la península por mar y trajeron consigo pocos caballos,
armaron su caballería en Andalucía con los caballos que encontraron por el
camino en tierras españolas.
Parece ser que apreciaron mucho al caballo español porque lo importaron
tiempo después a otras ciudades musulmanas como Bagdag.
Oficialmente el caballo pura raza árabe entro en España en el siglo XIX
por lo cual historicamente no ha podido influir en la creación del caballo PRE
ya que este se consolido en el siglo XVI.
Lo único que comparte el caballo PRE con el árabe berberisco es un
antepasado en común, el caballo primitivo denominado Tárpan que origino también
otras razas de caballos, este antepasado común produjo la confusión en algunos
expertos en genética que afirmaban que ambas razas se mezclaron.
El caballo español fue la mejor arma de guerra en la edad media para
expulsar de España a los musulmanes en la llamada guerra de la Reconquista y en
el siglo XVI la mejor arma para mantener el orden en el Imperio español y su
expansión durante la conquista de América, aunque es cierto también que no solo
llevaron caballos andaluces los conquistadores, también portaron caballos de
otras razas autóctonas españolas de menor calidad que el PRE.
En tiempos de paz fue utilizado también con muy buenos resultados para
dar forma a los ejercicios a caballo que después se llamarían de alta escuela.
El caballo español ayudo a que se crearan muchas Escuelas, como la de Viena,
con caballos españoles o con mucha sangre española.
En el siglo XVI Felipe II encargó a Diego López de Haro y Sotomayor, I
marqués de El Carpio, la creación de las Caballerizas Reales de Córdoba, donde
agrupó los mejores sementales y yeguas de las tierras que bordean el
Guadalquivir, siendo esta yeguada real el origen de la raza del caballo español
como lo conocemos en la actualidad. En el nombramiento del marqués como
caballerizo en 1567 dice el rey:
[...] hemos acordado de sostener y criar un buen número de yeguas de
vientre con sus potros y crías en la Ciudad de Córdoba y otras partes y lugares
de Andalucía.
Las caballerizas se hicieron depender de la Junta de Obras, Jardines y
Bosques y para la empresa se dedicaron, entre otros, fondos económicos
provenientes de la explotación de salinas andaluzas. En 1576 las caballerizas
contaban con 50 empleados y 110 plazas y en la década de 1580, 600 yeguas
pacían en las dehesas de Córdoba, 400 en las de Jerez y 200 en las de Jaén. En
palabras del marqués:
"La bondad de la raza de caballos de Córdoba, es cosa de mayor
grandeza que tiene su Majestad en sus Reinos."
A la muerte del marqués, el cargo
de "Caballerizo Mayor de las Reales Caballerizas de Córdoba" pasó a
su hijo, permanenciendo como cargo hereditario en el mayorazgo de la Casa del
Carpio desde 1625, por concesión real a su nieto. La corona también tenía la
Yeguada Real de Aranjuez, formada por las yeguas de la Orden de Santiago, cuyo
patrimonio había revertido en la corona, y otro rebaño en Valladolid. Sin
embargo su calidad no era comparable con la Yeguada de Córdoba.
Hasta este punto quiero dejar claro en este artículo que la creación del
caballo español como lo conocemos hoy fue obra de Felipe II en las Reales
Caballerizas de Córdoba, a manos del caballerizo real Don Diego Lopez de Haro.
Desde el siglo XVI hasta hoy se ha conseguido mantener la raza casí inalterable
hasta nuestros días convirtiéndola en una de las razas puras más antiguas del
mundo, incluso el propio rey Felipe II eligió el color blanco como color
predominante en el caballo PRE pues le daba más nobleza y distinción a los
gustos de esa época. Esta misión consiguió mejorar al caballo español autóctono
y fijar una morfología estándar como la han conservado hasta hoy la estirpe más
antigua del PRE, la llamada "cartujana" que según mi opinión en su
morfología es la más parecida a la de tiempos de Felipe II, partiendo de esta
sangre más pura del PRE aparece en nuestros días el actúal pura raza española.
El caballo español alcanzó fama mundial en el Siglo de Oro español
(s.XVII), retratado por Velazquez en los cuadros que pinto de la familia real.
El caballo español en ese siglo fue exportado a todas las cortes de
Europa y su sangre se mezclo con la de casi todas las razas importantes
europeas que ahora existen.
Lope de Vega en su comedia Los comendadores de Córdoba
recoge no sólo la fama de los caballos
cordobeses sino también la de sus jinetes. Del mismo modo la citada obra
de Lope de 1610 y la Fábula de Polifemo y Galatea de Góngora de 1612, dedicada
al conde de Niebla, son un testimonio excepcional de la denominación histórica
"caballo andaluz".
Por estas fechas los caballos españoles eran muy apreciados dentro y
fuera de España, teniendo propietarios como Don Juan de Austria, los reyes de
Francia, el Duque de Baviera, el emperador Maximiliano II y su hermano el
archiduque Carlos. Estos dos últimos crearon el caballo lipizzano a partir de
caballos andaluces ligeros y la Escuela Española de Equitación en Viena,
siguiendo la doma española tradicional.
En esta época surgieron las maestranzas de caballería, corporaciones
nobiliarias cuyo principal fin era el ejercicio de la monta a la brida y a la
jineta, que en algunos casos construyeron y sostuvieron sus propias plazas de
toros. Las maestranzas surgieron en Andalucía con la creación de la de Ronda en
1573, la de Sevilla en 1670, de Granada en 1689, la de Carmona en 1728, la de
Antequera, del mismo año, la de Jerez en 1739 y se intentaron constituir otras
en Jaén y Utrera, en 1731 y 1732 respectivamente, pero fueron denegadas por la
Junta de Caballería. Las maestranzas también se extendieron fuera del
territorio andaluz, con la fundación de la de Valencia en 1697, la de Palma de
Mallorca en 1758 y de de Zaragoza en 1819. El artículo primero de los estatutos
de la Maestranza de Granada, redactados en 1764, es otro ejemplo de la
denominación histórica de esta raza como "caballo andaluz":
[...] y para que los caballos andaluces que han hecho la milicia
española superior a la de todas las naciones, no pierdan nada de la excelencia
en que se constituyen por la hidalguía de sus razas, y primor de su doctrina
[...]
En 1751 se produjo un grave incendio en las caballerizas de Córdoba, por
lo que Fernando VI ordenó reconstruirlas, finalizándose la obra en tiempos de
Carlos III, quien colocó sus armas en la fachada. Ese mismo año José I de
Portugal quiso crear una yeguada nacional en su reino, para lo cual adquirió 33
yeguas y 2 sementales andaluces. En 1753 la cabaña tenía ya 268 individuos,
principalmente de capa castaña, origen de la raza llamada Alter Real.
Los avatares políticos del siglo
XIX en España, causaron grandes daños en la cabaña equina nacional. Con motivo
de la Invasión Francesa, en 1808 las yeguas de las Caballerizas de Córdoba
fueron trasladas a las Islas Baleares para preservarlas del expolio
napoleónico. Terminada la Guerra, en 1814 no regresaron a Córdoba sino que
pasaron a la Yeguada de Aranjuez, quedando las caballerizas cordobesas como
depósito de sementales. Además de esto Córdoba perdió importancia porque el rey
Fernando VII apoyó la Yeguada de las Lomas de Úbeda en 1820 y suspendió la prohibición
de cubrir yeguas con garañón al sur de la "raya real", lo que
favoreció el uso de la mula en el enganche de coches y diligencias, que en el
sur de la península Ibérica anteriormente sólo se utilizaba en labores del
campo. Además su hermano el Infante Carlos, presidente de la Junta Suprema de
Caballería y partidario de cruzar yeguas andaluzas con otras razas europeas,
como el caballo normando, el trakener, el holstein y el hannoveriano, creó las
yeguadas de Cazorla y de Sevilla en 1828 y 1830 respectivamente, lo que causó
un grave deterioro genético a la cabaña.
Como contrapartida a mediados de siglo se crearon las Escuelas de
Veterinaria de Zaragoza, León y Córdoba, esta última en 1847, dependiente de la
Universidad de Sevilla y dedicada especialmente al cuidado y mejora del
caballo. Asimismo en 1864, por iniciativa del lojeño Narváez, el Ramo de Guerra
se encargó de la cría y del fomento caballar nacional. Además, muchos ganaderos
andaluces no habían practicado esos cruces, por lo que fue posible recuperar la
pureza original de la raza, cuando en 1893 el Ministerio de Guerra decidió
organizar la cría caballar en España, ubicando la yeguada nacional, luego
militar, en la Hacienda de Moratalla, en Hornachuelos y Posadas. Para la
recuperación del caballo español como era antaño llamado andaluz se utilizaron
18 yeguas procedentes de Córdoba, Montilla y Jerez de la Frontera. En el último
tercio del siglo XIX funcionaban los depósitos de sementales de Córdoba, Úbeda,
Jerez y Valladolid y en los primeros años del siglo XX se fundaron otros en
Alcalá de Henares, Hospitalet de Llobregat, Garrapinillos, Bétera, León y
Santander.
En 1912 Cría Caballar, que dependía del Ejército, abrió en España el
primer libro para inscribir los caballos de raza árabe, pura raza inglés y
anglo-árabe, decidiendo inscribir a los tradicionalmente llamados caballos
andaluces como Pura Raza Española, más tarde abreviado como PRE. En los años
1920 la yeguada nacional de Moratalla se amplío en Medina-Sidonia y luego en
Jerez. Durante la Segunda República la competencia en la cría y el fomento
caballar se trasladó al Ministerio de Fomento y posteriormente al Ministerio de
Agricultura.
Durante el Franquismo la yeguada nacional pasó a llamarse yeguada
militar. En 1956 se sacó de la Hacienda de Moratalla y se trasladó a Écija, a
la fincas de la Turquilla y de la Isla; a Jerez, al Cortijo de Vicos y a la
finca de Garrapilos; a Ibio, y a Lore-Toki (en San Sebastián). Además se
abrieron nuevos depósitos de sementales en Manacor y Hoya Fría (en Tenerife).
En este periodo, en que se impuso definitivamente la locomoción en las labores
del campo y en la tracción de vehículos, la raza de caballos andaluces se
conservó gracias a algunos ganaderos, andaluces y extremeños fundamentalmente,
como son Terry, Bahones, Guerrero, Pallarés, Romero Benítez, Escalera, Miura y
Blasco Balbuena, entre otros. Asimismo fue muy importante la labor de la
Federación Hípica Española, del laboratorio de locomoción de la Facultad de
Veterinaria de la Universidad de Córdoba y de Álvaro Domecq, así como la
promoción de la raza que hizo la Feria del ganado de Jerez, que pasó a
denominarse Feria del Caballo.
A partir de 1966 España impidió a Portugal inscribir en su libro a sus
caballos, por lo que el país luso eligió dar a sus caballos andaluces una nueva
denominación: caballo lusitano, en recuerdo de la antigua Lusitania que era el
primer nombre que recibió aquel país en tiempos de los romanos. Portugal abrió
su propio registro, que permaneció abierto hasta 1980 y que volvió a abrir
entre 1996 y 1999, para refrescar la sangre nuevamente con caballos andaluces.
En 1972 se constituyó con sede en Sevilla la Asociación Nacional de
Criadores de Caballos Españoles (ANCCE). En 1973 el Ayuntamiento de Jerez creó
el premio Caballo de Oro, que concedió a Álvaro Domecq y en cuyo acto de
entrega se estrenó el espectáculo "Cómo bailan los caballos
andaluces", ideado por el propio Domecq, con la asistencia del Príncipe de
España. Este espectáculo fue el origen de la Fundación Real Escuela Andaluza de
Arte Ecuestre.
Entre 1989 y 1992 se produjo en España un brote de peste equina que
afectó a la cabaña de caballos andaluces que sufrió perdidas, redució su cría y
exportación hasta que se controlo la enfermedad.
En 1990 el Ministerio de Hacienda trasladó la yeguada del Bocado, de
Terry, a la dehesa de la Fuente del Suero, donde se criaban los caballos
"cartujanos" originalmente en el siglo XVI, ambas yeguadas eran
patrimonio expropiado a RUMASA.
Desde 1991 la ANCCE organiza en Sevilla la última semana de noviembre el
Salón Internacional de Caballo (SICAB), con un importante concurso morfológico.
En 1995 las caballerizas de Córdoba perdieron su uso como depósito de
sementales, permaneciendo vacías desde entonces. En 1996 se inauguró el Museo
del Caballo de Jerez y algo después el Museo de Carruajes de Sevilla. Ese mismo
año se creó Córdoba Ecuestre, que organiza el concurso CABALCOR y en el 2002 se
celebraron los Juegos Ecuestres mundiales en Jerez con la participación en el
equipo español de caballos PRE.
En los últimos tiempos varios caballos PRE han participado en los Juegos
Olímpicos en doma clásica, obteniendo diploma olímpico, bronce individual y
plata por equipos en Atlanta 1996, Sidney 2000 y Atenas 2004. Tenemos que
destacar los exitos del caballo español Fuego XII en los juegos ecuestres
mundiales celebrados en Kenctuky 2010 y su participación en los juegos
olímpicos de Londres 2012 que junto a sus actuaciones en concursos FEI en
Europa le han convertido en uno de los 10 mejores caballos del mundo en doma.
Lo más destacable de él es su carácter dócil, noble y amable y su gran
inteligencia, que le ayuda pronto a aprender cosas nuevas. También destaca por
su belleza, debida en parte a su cabeza, crines y cola espesa, y su elegancia,
sus movimientos son sumamente elevados. De alzada 1,54 a 1,65 m, aunque pueden
darse caballos de distinta alzada. Patas fuertes, pero finas y largas.
Inserción de cola baja y cuartos traseros fuertes. Cabeza de perfil recto o
subconvexo, con ojos grandes y amables , ollares grandes, orejas medianas y
móviles. Cuello largo y robusto, que no impide su elegancia y porte de cabeza.
Las capas principales son torda, en especial la rodada, blanca y el castaño, de
muchas tonalidades, sobre todo una de color chocolate y negra, una capa que
algunos creen inexistente en esta raza, pero que cada vez hay más. También se
da la baya, y el alazán ya está permitido.
Hoy en dia el mundo vuelve a descubrir este caballo hermoso, versátil
cuya elegancia se completa con un temperamento honrado, leal y activo. Sus
aires son suaves y sumamente cómodos hasta para el jinete menos experto.
Estos caballos tradicionales, que representan una de las pocas razas
puras de sangre caliente en el mundo, están muy requeridos hoy día como caballo
de paseo, de Alta Escuela e incluso como caballo de competición.
El caballo de Pura Raza Española clásico se puede reconocer por su
cabeza expresiva y marcada, la baja implantación del maslo, su alzada moderada
y su cuerpo compacto. En las líneas modernas más funcionales, la acción elevada
de las manos se ha transformado en un movimiento con mas extensión para que los
productos puedan utilizarse en competiciones de doma clásica incluso hasta el
nivel Gran Premio Olímpico.
Los caballos de Pura Raza Española a pesar de no madurar físicamente
hasta los seis años de edad, demuestran un carácter generoso que permite a los
sementales participar en todas las actividades ecuestres montados tanto por
adultos como por niños.
Al comprar un caballo de Pura Raza Española, sea para la equitación o
sea para la reproducción, uno debe decidir que tipo de animal requiere : el
caballo "clásico" o el caballo moderno "funcional". La
elección depende de la utilidad que el propietario le quiera dar.
La belleza del caballo de Pura Raza Española, con su movimiento
espectacular, su temperamento inalterable, su fuerza física y psíquica y su
obediencia asombrosa, le convierten en un caballo con grandes aptitudes para
ser enganchado, incluso hasta un nivel de competición internacional.
La cría del caballo pura raza española se centra en España, aunque
existen buenas yeguadas por todo el mundo. El sistema de cría se basa en
manadas de yeguas que viven sueltas en estado de semilibertad. Algunos potros
son vendidos al destete y otros permanecen en la yeguada y empiezan a ser
domados a los tres años. Las yeguas pocas veces se doman y montan, pero sí
participan en concursos de morfología.
En las yeguadas es frecuente que los machos lleven el nombre de la madre
en masculino; por ejemplo, que el hijo de Vinatera se llame Vinatero. Sin
embargo, a todas las hembras nacidas en la yeguada el mismo año, se les pone un
nombre que empieza por la misma letra y que pueda utilizarse en masculino para
los potros que nazcan de ellas.
Durante todo el año se realizan concursos morfológicos en que los
caballos son juzgados por sexo y edad. Los ejemplares de ambos sexos participan
en los concursos de manera individual, aunque las yeguas pueden participar en
cobras. Además de a la morfología se da importancia a la funcionalidad. De
hecho, el 25% de la nota de los machos de más de 4 años depende de una prueba
de doma. Los ganadores de estos concursos quedan clasificados para la final del
SICAB, que se disputa en noviembre en el Palacio de Congresos y Exposiciones de
Sevilla. El SICAB es el acto más importante dentro del mundo del caballo
andaluz. En él tiene lugar la final del Campeonato de España de Pura Raza
Español, así como subastas, espectáculos, conferencias, etc
También podemos ver en muchas películas y en el cine caballos españoles
haciendo gala de su nobleza y sus dotes artísticas.
En mi opinión personal como profesional de la equitación, yo recomiendo
a la gente que se quiera iniciar en la doma clásica y quiera aprender
ejercicios complicados, que comience con un caballo español, así aprenderá sin
correr ningún riesgo a hacer ejercicios que en otras razas de sangre caliente a
un jinete nobel le pueden causar serias dificultades por su carácter mas
complicado.
Siempre defenderé que el caballo español que llega a niveles superiores
de doma, es un caballo excepcional, de gran belleza y talento en la pista, muy
correcto en la ejecución de las figuras, con un piafe expresivo y un pasage de
buena calidad.
El deber de los criadores de PRE es criar animales funcionales y adiestrarlos
desde el principio con profesionales altamente cualificados para sacarles el
máximo rendimiento y dejar al PRE en lo más alto del panorama deportivo, yo
tengo fe en que dentro de poco tiempo se utilizara sangre española para mejorar
al caballo centroeuropeo de doma clásica, esta practica ya se realizo con
éxito, pero hay pocos caballos ahora del nivel y calidad que sirvan para dicha
misión, pues los criadores alemanes y holandeses son muy exigentes a la hora de
utilizar con sus yeguas determinados sementales.