El herrador es la persona encargada de herrar a los caballos, mulas y burros. Este oficio tuvo gran importancia en toda Europa desde la Edad Media y en Norteamérica desde el siglo XVIII hasta la revolución industrial dado el elevado número de ganado equino que había.
Hoy en día la figura del herrador no es tan común, es un oficio que a pesar de que en la actualidad está repuntando e incluso hay escuelas de herraje donde se aprende el oficio, que, por cierto, no es nada fácil obtener el título oficial, pues se les exige conocer a la perfección, tanto el casco del caballo, como tener conocimientos de ortopedia y radiología, pues deben de ser capaces de leer una radiografía para hacer un óptimo trabajo. En la actualidad este oficio está muy bien pagado y se enfoca más al ámbito deportivo, turismo ecuestre o incluso para caballos que trabajan en espacios inaccesibles para el automóvil, etc...
Un buen herrador es indispensable para cualquier propietario de caballos, pues de él depende la buena salud y bienestar del animal.
Entre las herramientas utilizadas por los herradores se encuentran las siguientes: el Bolo que es donde se meten todas las herramientas. Martillo de nylon que sirve para descalzar. Descalzador. Gubia de embutir. Martillo de clavar. Tenazas de descalzar, Tenazas de corte. Escofina. Tenaza de remachar los clavos (para evitar dar golpes con el martillo, pues contra menos golpes se le dé, mejor). Legra para cortar y sanear la ranilla.
Para ser un herrador competente es importante tener conocimiento de la anatomía y del movimiento del caballo. Herrar no es siempre fácil porque no hay una regla o una norma que se pueda aplicar en todos los casos. Hay caballos que evolucionan para bien o para mal y hay que saber observarlos y ver como se adaptan al herraje.
El trabajo de un herrador es preparar de la forma menos invasiva al caballo para que pueda aguantar el trabajo. Concretamente se les quitan las herraduras viejas, se recorta el casco para aplomarlo intentando siempre buscar su movimiento más cómodo. Debe forjar la herradura, la prueba en caliente y la clava. El casco es una parte insensible del caballo, con lo cual el animal no sufre.
Tipos de herrajes y herraduras:
Hay muchos tipos de materiales con los que se fabrica una herradura, normalmente se suele herrar con un acero dulce, pero en ortopedia esquina se usa también aluminio o hierro con diferentes formas, ejemplo: en forma de "huevo", incluso a veces el herrador hace las herraduras él mismo en la fragua en función del problema que tiene el caballo.
Para ser un buen herrador también se necesita vocación, es un oficio duro, se necesita fuerza física, pero también es necesario amar y respetar al caballo, para poder tener éxito en la tarea.
Para desherrar hay que sujetar el pie del caballo, y soportar la posición de cuclillas, y por sobre todas las cosas, a separar lo que es sujeción del pie, del trabajo con las manos.
Quien desee realizar un correcto recorte de casco, debe olvidar que se encuentra sujetando el pie del caballo. Es imposible emparejar correctamente un casco si las piernas del herrador le tiemblan por cansancio. Así como es muy difícil realizar un acabado correcto si los músculos de su cintura no soportan la posición requerida.
Asimismo, la habilidad manual llega con el tiempo. Si bien es un trabajo que, a simple vista, se observa rudo, torpe y de poca práctica, en realidad, es un conjunto de técnicas que requieren de gran destreza manual y de tiempo para adquirirla.
Es muy difícil herrar un caballo sin saber qué es un caballo, sin saber cómo piensa, cuanta fuerza posee y en qué momento la emplearía, cuáles son las consecuencias de una patada, o un mordisco, cómo uno se anticipa a una agresión; sin saber si se encuentra en la categoría de caballos mansos, rebeldes, agresivos, asustadizos, etc. Son un sinnúmero de variantes que una persona que ha convivido con caballos las lleva y reacciona ante ellas de forma casi innata. Y son estos conocimientos básicos previos, que permiten a todo herrador iniciarse y mantenerse en el oficio.
Los viejos herradores aprendieron todo esto a base de pasar prácticamente su vida al lado del caballo. Sus conocimientos, filtrados por el tamiz de la equinotecnia, son transmitidos ahora por profesores en las nuevas escuelas.
Considero muy importante que un herrador tenga un título oficial que garantiza una formación profesional adecuada.
Herrar es una responsabilidad, si se cómete un error, el caballo sufrirá las consecuencias (cojeras, abscesos).
Desde siempre un buen herrador ha ganado un buen salario y me parece muy justo. Es común ver a los actuales herradores con sus camionetas equipadas con un pequeño taller lleno de costosas herramientas para llevar a cabo su actividad.
Amig@s, les recomiendo que busquen un buen herrador y que confíen en su experiencia, déjenlo trabajar y vean en sus caballos los resultados.
Si no conocen un buen herrador, pregunten a sus veterinarios o a otros jinetes que se preocupan por sus caballos y no olviden que cada mes y medio ¡hay que cambiar las herraduras!