En la historia tenemos antecedentes del volteo en Europa que se practicaba hace siglos por los guerreros a caballo, considerándose parte de un entrenamiento militar que llegó hasta las modernas escuelas de caballería donde era materia obligatoria.
Durante el Renacimiento las escuelas de esgrima italiana y francesa usaban el volteo para mejorar la agilidad de sus alumnos y en el siglo XVII y XVIII la nobleza alemana y austriaca practicaba el volteo como parte de su formación, siendo Austria el país donde surgieron verdaderos maestros de este arte.
El nombre de volteo viene de la palabra francesa “voltige”, un vocablo que a su vez procede del término “volte” que hace referencia al tipo de desplazamiento circular que realizan los caballos. El término volteo surge durante el siglo XIX, cuando esta práctica se convirtió en obligatoria en el entrenamiento de la caballería francesa.
Por otra parte, el volteo como deporte tiene sus orígenes en la Antigua Roma, donde las coreografías acrobáticas a lomos de equinos compartían espacio en el circo romano con las carreras de caballos y carruajes, el lanzamiento de jabalina, el tiro con arco, la esgrima y el boxeo.
También tenemos antecedentes modernos en la Alemania de los años 30 del siglo XX, donde el régimen nacional socialista promovió que los jóvenes tuvieran contacto con la naturaleza y los caballos, entonces muchos niños tuvieron la oportunidad de conocer los inicios de este deporte en granjas y establos colaboradores del régimen.
Después de la segunda guerra mundial siguió difundiendose por centro-Europa y los practicantes de esta disciplina fueron desarrollando un nivel más artístico de los ejercicios hasta que se formaron las bases de lo que hoy conocemos como Vaulting.
No fue hasta 1983 cuando la FEI reconoció al volteo como disciplina ecuestre, celebrándose en 1984 el primer campeonato europeo en Austria y el primer campeonato mundial en Suiza en 1986.
En el volteo hay tres protagonistas principales cada uno de los cuales juega un papel fundamental. Los primeros son los volteadores o gimnastas, que deben subir y bajar del caballo al galope. Deben ser rápidos, ágiles y conocer muy bien sus movimientos. Estos deportistas tienen una amplia experiencia en monta y un gran desarrollo del equilibrio y la posición corporal.
El segundo protagonista es el caballo, que al igual que los gimnastas deben cumplir con una serie de requisitos. Deben ser animales tranquilos, sumisos, confiados y con una fuerte musculatura. Los ejemplares más demandados son aquellos con galopes constantes y suaves que facilitan las acrobacias.
Por último, y aunque a primera vista parezca que no hacen más que sujetar la cuerda, están los conductores o “longeur”. Se encargan de que el caballo mantenga un ritmo adecuado, permitiendo el óptimo rendimiento de los volteadores. Detrás de todo este equipo hay, además, entrenadores que corrigen los errores y desarrollan la coreografía.
Existen competiciones de volteo por casi todo el mundo. En ellas participan equipos de seis volteadores que pueden actuar de forma individual, en parejas o en equipos. Los movimientos son valorados por jueces especialistas en la disciplina, analizando tanto los ejercicios obligatorios como la rutina libre al compás de la música.
Los jueces son los encargados de valorar diversos aspectos como la técnica, la ejecución de los ejercicios, la dificultad, la originalidad o la composición de la coreografía. Los aspectos que más puntúan son el comportamiento del caballo, la buena armonía entre gimnastas y caballos, la elegancia y soltura al realizar los movimientos y la visión global del equipo.