Amigos y seguidores de este nuestro blog, esta semana compartire con vosotros todo lo que se acerca de este ejercicio clásico que es tan bello de ver cuando esta correctamente ejecutado y sin tensión.
Antes de abordar el piaffe es requisito previo que el caballo tenga bien desarrollada su capacidad autoportante, que no pese en la mano, y que permanezca flexible y relajado en cualquier requerimiento de ayudas. Yo procuro esperar a que el caballo sea tan ligero en la mano que lo pueda parar desde el trote solo utilizando mi espalda y asiento.
Por regla general, el caballo habrá concluido satisfactoriamente el tiempo necesario de doma básica y estara bien avanzado en la doma de nivel medio.
Es esencial que el caballo sea diestro en todos los trabajos en dos pistas y en los cambios de incurvación como muestra de su pericia para transformar diferentes posturas sin perturbación, en otras palabras tener desenvoltura en la flexibilidad lateral, en el traslado transversal de su peso y en el empuje individual de cada uno de los posteriores, todo lo necesario para mantener un depurado grado de rectitud, reunión y respuesta a las ayudas.
Más importante aún, requiere haber desarrollado una gran impulsión y dominar las transiciones con elasticidad y soltura especialmente entrar a la parada y partir desde esta en cualquiera de los tres aires.
Junto a la reunión, la movilización es una de las claves del piaffe, el caballo tiene que aprender a movilizarse con prontitud sin perder la reunión para lo que hay que practicar las transiciones trote- parada, parada-trote partiendo en actitud de reunión así como intercalar paso atrás para partir al trote con incremento de empuje y aumento de su peso sobre los posteriores.
En todo momento, hay que prevenir la aparición de cualquier contracción. La tensión muscular producida por una falta de descontracción provoca en el caballo el deseo de escapar del ejercicio y nunca dará un movimiento que ofrezca la impresión que debe tener la belleza de una danza.
La Práctica del Piaffe
En principio se trata de conseguir trancos de trote lo más cortos posible sin que el caballo se pare.
Al igual que todos los ejercicios que el caballo ha ido aprendiendo hasta ahora, para enseñar el piaffe no hay que ir siempre en una sola dirección, sino que hay que ensayar varias técnicas desde puntos diferentes de iniciación, y dependiendo de la habilidad de cada uno, será conveniente acentuar, que no forzar, la práctica del que resulte más dificultoso para el caballo y aprovechar lo que se manifiesta espontáneamente.
En caballos que tienen facilidad para diagonalizar desde el paso, se puede reunir el paso y pedir trote reunido, siempre que exista una actitud de remetimiento de los posteriores, cuando los pies pisan cada vez más cerca de las manos.
Las transiciones del trote a la parada, de la parada al trote, del trote a la parada y paso atrás, y del paso atrás al trote, se utilizan para que el caballo retroceda su centro de gravedad y aprenda a hacer trancos muy cortos, medios trancos.
La entrada a la parada desde el trote se utiliza, bien para que el caballo bascule su peso añadidamente sobre los posteriores, o bien, para intercalar unos trancos de trote casi en el sitio antes de parar completamente.
Salir al trote desde la parada se emplea para que el caballo aprenda realmente a empujar cuando los posteriores soportan más peso, o bien se aprovecha el empuje inicial de la salida para retener los primeros trancos y así conseguir algunas batidas casi en el sitio.
Las transiciones desde o hacia parada, paso atrás y trote se emplean para conseguir pocos trancos muy cortos, para incrementar el peso sobre los posteriores y mejorar una actitud de reunión, o para crear mayor empuje de los posteriores. No hay que pensar que todo esto se produce simultáneamente. Lo más frecuente es que el caballo no sea capaz de conseguir más que uno de los elementos a la vez. Es normal que cuando los posteriores tienen que portar más peso, se pierda el movimiento, y viceversa, que se obtenga más acción cuando los posteriores se alivian del peso. Puesto que ambos, junto con la impulsión, son necesarios para la consecución del piaffe no hay que olvidarse de omitir ninguno de ellos, y para conseguirlo la forma más útil consiste en encadenar una sucesión de transiciones de parada, trote y paso atrás, con pocos trancos intercalados.
El jinete tendrá que medir las aptitudes de su caballo y conformarse con lo que el caballo sea capaz de producir hasta que vaya adquiriendo la habilidad necesaria. Es importante tomar la precaución de parar antes de que el caballo pretenda hacerlo por sí mismo. En cuanto se percibe que el caballo pierde la facultad de mantener el intento de piaffe hay que sacarlo de ahí antes de que éste se apague.
En estas transiciones, el jinete debe alternar las ayudas de empuje y detención, pasando de una a otra en cuanto la indicación empieza a tener efecto y antes de que este efecto se complete. Las ayudas deben ser momentáneas y discontinuas. No hay que aplicar al tiempo ayudas antagónicas y mucho menos mantener las ayudas aplicadas fijamente.
La pierna empuja al caballo adelante, en cuanto avanza, el jinete le retiene por la acción de la rienda para restringir el avance, pero sin que se detenga por completo. Cuando el caballo empieza a dar signos de quedarse inmóvil, las piernas entran en acción.
No hay que emocionarse por haber conseguido algún indicio de piaffe y aprovechar para intentar exprimírselo al caballo. Uno de los errores más frecuentes en el piaffe ocurre cuando el jinete intenta conseguir un resultado más rápido coartando el avance mediante la manipulación de las riendas y la restricción de cabeza y cuello.
Algunos caballos meten mucho los pies y adoptan con facilidad la actitud de la reunión, pero al empujar se ponen al galope en el sitio en lugar de diagonalizar el trote. No es conveniente castigar esta iniciativa puesto que en realidad el caballo está dando más de lo que se le pide, y por lo general lo hace elevando el tercio anterior, una postura que es buena para el futuro piaffe. Hay que observar si el caballo mantiene la rectitud puesto que esto sucede con más frecuencia cuando el caballo se atraviesa aunque sólo sea un poco. Parar y volver a salir con ayudas menos enérgicas es la primera solución o en todo caso, empezar el acortamiento de trancos en espalda adentro.
La ejecución del piaffe no debe suponer un incremento en la intensidad de las ayudas, más bien al contrario, la aplicación de éstas es menor gracias a la mejor obediencia y más pronta repuesta del caballo.
El caballo llegará en ocasiones a hacer un par de trancos o más de trote en el sitio o casi en el sitio, aunque esto aún no sea un piaffe verdadero, sirve para que aprenda a adoptar una postura de reunión sin dejar de batir el trote.
Por otro lado, no hay que perder de vista el ritmo, pues a la larga se trata de que el caballo ejecute un piaffe homogéneo y simétrico. Mientras que el caballo no sea todavía capaz de sostener un cierto número seguido de trancos de piaffe, para que no pierda el sentido del ritmo, es necesario practicar un trote lo más corto posible durante una cantidad prolongada de trancos, algo parecido a un piaffe andado.
Todos los ejercicios pueden entrelazarse unos con otros, eligiendo en cada momento el más adecuado para mantener el equilibrio idóneo entre reunión, impulsión, disminución de avance, equilibrio, puesta en mano y ritmo.
Después de algunos trancos satisfactorios hay que volver al alargamiento para recobrar la impulsión y el deseo de avanzar. Algunos caballos pierden con demasiada rapidez el deseo de avanzar y tienen tendencia de quedarse detrás de la mano en cuanto se les restringe la salida hacia delante, con este tipo de caballos hay que tener un tacto añadido y nunca coartarles el deseo de ir hacia delante.
Mejorar la Expresión Piaffe
El piaffe consolidado tiene que tener una cadencia marcada, pero no hay que confundir la deseada cadencia con la ralentización del ritmo provocado por falta de impulsión o pérdida de actividad.
El gesto del caballo en el piaffe, depende del grado de impulsión, de equilibrio y de reunión que es capaz de alcanzar. Para que el piaffe sea brillante el caballo tiene que adoptar una línea de impulsión ascendente. Cuanto más se reúna y redondee el caballo empujando, tendrá su centro de gravedad sobre los posteriores y tendrá más elevación del tercio anterior y por lo tanto más expresivo será el piaffe.
Para asegurarse que el ejercicio final será brillante nunca ahí que dejar que el caballo aprenda a apagar su actividad durante su ejecución. Son mejores tres trancos muy activos que diez trancos apagados. Es más difícil recuperar la actividad perdida una vez que el caballo ha aprendido a no emplearse en el piaffe.
La expresión del piaffe viene paulatinamente a medida que el caballo encuentra su sitio natural, desde ahí solo queda que el jinete le pida la reunión, le active la impulsión y le de la libertad de dejarle hacer.
Faltas Comunes en el Piaffe
El jinete tiene que ser consciente desde el inicio de la enseñanza del piaffe si el caballo tiene tendencia a adoptar una postura o acción que a la larga pueda perjudicar la brillantez del movimiento y modificarlo antes de que se haga habitual, pues es más fácil evitar los defectos que corregirlos después.
El caballo que no eleva las manos es porque ha aprendido el piaffe en una posición que recarga las espaldas, bien por falta de actitud de reunión, bien por falta de impulsión. Esta falta también es común en caballos a los que se les ha enseñado el piaffe, pie a tierra utilizando en exceso el empleo de la vara en los pies, pues aprenden a levantar los pies mucho sin apenas tener actividad en las manos. Al contrario el caballo que apenas levanta los pies es porque se le ha recargado demasiado peso prematuramente sin esperar que se fortalezcan lo necesario. En ambos casos, es preciso volver atrás para que el caballo aprenda a entrar a los trancos cortos de trote sin caer en el defecto que se pretende evitar.
Corregir o intentar obtener un piaffe a base de espolazos, tirones en la boca y fustazos, puede que sirva para que el caballo haga algo parecido a un piaffe, pero al ser impuesto y forzado carecerá de soltura y elasticidad y no dará la apariencia de corrección y facilidad que debe tener.
Los defectos del jinete en la piaffe:
Traccionar de las riendas para retener el caballo e impedir el avance
Incrementar el contacto en lugar de aligerarlo
Comprimir el cuello de caballo
Obligar una colocación detrás de la vertical
Mantener el piaffe mediante contorsiones del cuerpo
Empujar el aire dando botes con el asiento
Abusar del empleo de las espuelas o la fusta
Los defectos del caballo en el piaffe:
Atravesarse al caballo o meter un pie más que el otro bajo la masa
Balancearse, separando o cruzando los pies o las manos
Dejar los pies fuera de la masa
Asimetría o irregularidad en el ritmo
Precipitación de trancos
Ausencia de suspensión o resorte en los trancos
Hundir el dorso o la cruz
Perder la colocación o invertir el cuello
Dejar caer las espaldas
Batir los pies casi juntos
Derrumbar el peso sobre el tercio anterior
Remeter las manos debajo del cuerpo detrás de la vertical
Elevar los pies más que las manos
Botar la grupa levantándola más que la cruz
Perder el resorte de las extremidades
No tener tiempo de suspensión
• El piaffe ejecutado en el sitio representa la perfección. Coronel Alois Podhajsky – La Equitación (1965)
El jinete tiene que ser consciente desde el inicio de la enseñanza del piaffe si el caballo tiene tendencia a adoptar una postura o acción que a la larga pueda perjudicar la brillantez del movimiento
No hay que aplicar al tiempo ayudas antagónicas y mucho menos mantener las ayudas aplicadas fijamente
El ritmo del trote debe permanecer cadenciado, rítmico y enérgico con un nítido tiempo de suspensión entre cada batida simétrica y diagonalizada de los bípedos
Por regla general, el caballo habrá concluido satisfactoriamente el tiempo necesario de doma básica y estara bien avanzado en la doma de nivel medio.
Es esencial que el caballo sea diestro en todos los trabajos en dos pistas y en los cambios de incurvación como muestra de su pericia para transformar diferentes posturas sin perturbación, en otras palabras tener desenvoltura en la flexibilidad lateral, en el traslado transversal de su peso y en el empuje individual de cada uno de los posteriores, todo lo necesario para mantener un depurado grado de rectitud, reunión y respuesta a las ayudas.
Más importante aún, requiere haber desarrollado una gran impulsión y dominar las transiciones con elasticidad y soltura especialmente entrar a la parada y partir desde esta en cualquiera de los tres aires.
Junto a la reunión, la movilización es una de las claves del piaffe, el caballo tiene que aprender a movilizarse con prontitud sin perder la reunión para lo que hay que practicar las transiciones trote- parada, parada-trote partiendo en actitud de reunión así como intercalar paso atrás para partir al trote con incremento de empuje y aumento de su peso sobre los posteriores.
En todo momento, hay que prevenir la aparición de cualquier contracción. La tensión muscular producida por una falta de descontracción provoca en el caballo el deseo de escapar del ejercicio y nunca dará un movimiento que ofrezca la impresión que debe tener la belleza de una danza.
La Práctica del Piaffe
En principio se trata de conseguir trancos de trote lo más cortos posible sin que el caballo se pare.
Al igual que todos los ejercicios que el caballo ha ido aprendiendo hasta ahora, para enseñar el piaffe no hay que ir siempre en una sola dirección, sino que hay que ensayar varias técnicas desde puntos diferentes de iniciación, y dependiendo de la habilidad de cada uno, será conveniente acentuar, que no forzar, la práctica del que resulte más dificultoso para el caballo y aprovechar lo que se manifiesta espontáneamente.
En caballos que tienen facilidad para diagonalizar desde el paso, se puede reunir el paso y pedir trote reunido, siempre que exista una actitud de remetimiento de los posteriores, cuando los pies pisan cada vez más cerca de las manos.
Las transiciones del trote a la parada, de la parada al trote, del trote a la parada y paso atrás, y del paso atrás al trote, se utilizan para que el caballo retroceda su centro de gravedad y aprenda a hacer trancos muy cortos, medios trancos.
La entrada a la parada desde el trote se utiliza, bien para que el caballo bascule su peso añadidamente sobre los posteriores, o bien, para intercalar unos trancos de trote casi en el sitio antes de parar completamente.
Salir al trote desde la parada se emplea para que el caballo aprenda realmente a empujar cuando los posteriores soportan más peso, o bien se aprovecha el empuje inicial de la salida para retener los primeros trancos y así conseguir algunas batidas casi en el sitio.
Las transiciones desde o hacia parada, paso atrás y trote se emplean para conseguir pocos trancos muy cortos, para incrementar el peso sobre los posteriores y mejorar una actitud de reunión, o para crear mayor empuje de los posteriores. No hay que pensar que todo esto se produce simultáneamente. Lo más frecuente es que el caballo no sea capaz de conseguir más que uno de los elementos a la vez. Es normal que cuando los posteriores tienen que portar más peso, se pierda el movimiento, y viceversa, que se obtenga más acción cuando los posteriores se alivian del peso. Puesto que ambos, junto con la impulsión, son necesarios para la consecución del piaffe no hay que olvidarse de omitir ninguno de ellos, y para conseguirlo la forma más útil consiste en encadenar una sucesión de transiciones de parada, trote y paso atrás, con pocos trancos intercalados.
El jinete tendrá que medir las aptitudes de su caballo y conformarse con lo que el caballo sea capaz de producir hasta que vaya adquiriendo la habilidad necesaria. Es importante tomar la precaución de parar antes de que el caballo pretenda hacerlo por sí mismo. En cuanto se percibe que el caballo pierde la facultad de mantener el intento de piaffe hay que sacarlo de ahí antes de que éste se apague.
En estas transiciones, el jinete debe alternar las ayudas de empuje y detención, pasando de una a otra en cuanto la indicación empieza a tener efecto y antes de que este efecto se complete. Las ayudas deben ser momentáneas y discontinuas. No hay que aplicar al tiempo ayudas antagónicas y mucho menos mantener las ayudas aplicadas fijamente.
La pierna empuja al caballo adelante, en cuanto avanza, el jinete le retiene por la acción de la rienda para restringir el avance, pero sin que se detenga por completo. Cuando el caballo empieza a dar signos de quedarse inmóvil, las piernas entran en acción.
No hay que emocionarse por haber conseguido algún indicio de piaffe y aprovechar para intentar exprimírselo al caballo. Uno de los errores más frecuentes en el piaffe ocurre cuando el jinete intenta conseguir un resultado más rápido coartando el avance mediante la manipulación de las riendas y la restricción de cabeza y cuello.
Algunos caballos meten mucho los pies y adoptan con facilidad la actitud de la reunión, pero al empujar se ponen al galope en el sitio en lugar de diagonalizar el trote. No es conveniente castigar esta iniciativa puesto que en realidad el caballo está dando más de lo que se le pide, y por lo general lo hace elevando el tercio anterior, una postura que es buena para el futuro piaffe. Hay que observar si el caballo mantiene la rectitud puesto que esto sucede con más frecuencia cuando el caballo se atraviesa aunque sólo sea un poco. Parar y volver a salir con ayudas menos enérgicas es la primera solución o en todo caso, empezar el acortamiento de trancos en espalda adentro.
La ejecución del piaffe no debe suponer un incremento en la intensidad de las ayudas, más bien al contrario, la aplicación de éstas es menor gracias a la mejor obediencia y más pronta repuesta del caballo.
El caballo llegará en ocasiones a hacer un par de trancos o más de trote en el sitio o casi en el sitio, aunque esto aún no sea un piaffe verdadero, sirve para que aprenda a adoptar una postura de reunión sin dejar de batir el trote.
Por otro lado, no hay que perder de vista el ritmo, pues a la larga se trata de que el caballo ejecute un piaffe homogéneo y simétrico. Mientras que el caballo no sea todavía capaz de sostener un cierto número seguido de trancos de piaffe, para que no pierda el sentido del ritmo, es necesario practicar un trote lo más corto posible durante una cantidad prolongada de trancos, algo parecido a un piaffe andado.
Todos los ejercicios pueden entrelazarse unos con otros, eligiendo en cada momento el más adecuado para mantener el equilibrio idóneo entre reunión, impulsión, disminución de avance, equilibrio, puesta en mano y ritmo.
Después de algunos trancos satisfactorios hay que volver al alargamiento para recobrar la impulsión y el deseo de avanzar. Algunos caballos pierden con demasiada rapidez el deseo de avanzar y tienen tendencia de quedarse detrás de la mano en cuanto se les restringe la salida hacia delante, con este tipo de caballos hay que tener un tacto añadido y nunca coartarles el deseo de ir hacia delante.
Mejorar la Expresión Piaffe
El piaffe consolidado tiene que tener una cadencia marcada, pero no hay que confundir la deseada cadencia con la ralentización del ritmo provocado por falta de impulsión o pérdida de actividad.
El gesto del caballo en el piaffe, depende del grado de impulsión, de equilibrio y de reunión que es capaz de alcanzar. Para que el piaffe sea brillante el caballo tiene que adoptar una línea de impulsión ascendente. Cuanto más se reúna y redondee el caballo empujando, tendrá su centro de gravedad sobre los posteriores y tendrá más elevación del tercio anterior y por lo tanto más expresivo será el piaffe.
Para asegurarse que el ejercicio final será brillante nunca ahí que dejar que el caballo aprenda a apagar su actividad durante su ejecución. Son mejores tres trancos muy activos que diez trancos apagados. Es más difícil recuperar la actividad perdida una vez que el caballo ha aprendido a no emplearse en el piaffe.
La expresión del piaffe viene paulatinamente a medida que el caballo encuentra su sitio natural, desde ahí solo queda que el jinete le pida la reunión, le active la impulsión y le de la libertad de dejarle hacer.
Faltas Comunes en el Piaffe
El jinete tiene que ser consciente desde el inicio de la enseñanza del piaffe si el caballo tiene tendencia a adoptar una postura o acción que a la larga pueda perjudicar la brillantez del movimiento y modificarlo antes de que se haga habitual, pues es más fácil evitar los defectos que corregirlos después.
El caballo que no eleva las manos es porque ha aprendido el piaffe en una posición que recarga las espaldas, bien por falta de actitud de reunión, bien por falta de impulsión. Esta falta también es común en caballos a los que se les ha enseñado el piaffe, pie a tierra utilizando en exceso el empleo de la vara en los pies, pues aprenden a levantar los pies mucho sin apenas tener actividad en las manos. Al contrario el caballo que apenas levanta los pies es porque se le ha recargado demasiado peso prematuramente sin esperar que se fortalezcan lo necesario. En ambos casos, es preciso volver atrás para que el caballo aprenda a entrar a los trancos cortos de trote sin caer en el defecto que se pretende evitar.
Corregir o intentar obtener un piaffe a base de espolazos, tirones en la boca y fustazos, puede que sirva para que el caballo haga algo parecido a un piaffe, pero al ser impuesto y forzado carecerá de soltura y elasticidad y no dará la apariencia de corrección y facilidad que debe tener.
Los defectos del jinete en la piaffe:
Traccionar de las riendas para retener el caballo e impedir el avance
Incrementar el contacto en lugar de aligerarlo
Comprimir el cuello de caballo
Obligar una colocación detrás de la vertical
Mantener el piaffe mediante contorsiones del cuerpo
Empujar el aire dando botes con el asiento
Abusar del empleo de las espuelas o la fusta
Los defectos del caballo en el piaffe:
Atravesarse al caballo o meter un pie más que el otro bajo la masa
Balancearse, separando o cruzando los pies o las manos
Dejar los pies fuera de la masa
Asimetría o irregularidad en el ritmo
Precipitación de trancos
Ausencia de suspensión o resorte en los trancos
Hundir el dorso o la cruz
Perder la colocación o invertir el cuello
Dejar caer las espaldas
Batir los pies casi juntos
Derrumbar el peso sobre el tercio anterior
Remeter las manos debajo del cuerpo detrás de la vertical
Elevar los pies más que las manos
Botar la grupa levantándola más que la cruz
Perder el resorte de las extremidades
No tener tiempo de suspensión
• El piaffe ejecutado en el sitio representa la perfección. Coronel Alois Podhajsky – La Equitación (1965)
El jinete tiene que ser consciente desde el inicio de la enseñanza del piaffe si el caballo tiene tendencia a adoptar una postura o acción que a la larga pueda perjudicar la brillantez del movimiento
No hay que aplicar al tiempo ayudas antagónicas y mucho menos mantener las ayudas aplicadas fijamente
El ritmo del trote debe permanecer cadenciado, rítmico y enérgico con un nítido tiempo de suspensión entre cada batida simétrica y diagonalizada de los bípedos
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