Federico Caprilli. |
En 1868 empieza a aplicar sus métodos a sus alumnos, basando sus teorías en la libertad, en no producir dolor y en acoplarse siempre al equilibrio del caballo. En un mes su método convertía a los caballos más difíciles en sumisos y tranquilos, posteriormente tuvo que diseñar un nuevo tipo de montura adaptada a su forma de montar, la evolución de la montura de Caprilli es la montura de salto moderna que se utiliza hoy. Pero el salto de obstáculos es más antiguo que el método Caprilli.
No existen referencias específicas del origen del salto como deporte ecuestre, pero ya en la segunda mitad del siglo XVIII el salto a caballo era una parte imprescindible del deporte de la caza. En el siglo XIX, la caza a través de campos cercados aumentó, tanto en Gran Bretaña como en el continente. Es a partir de esta época cuando se mejoran las razas de caballos, consiguiendo una mayor habilidad física permitiendo galopar y saltar en velocidad, lo que daba las bases para los concursos modernos de saltos. Los primeros itinerarios realizados con una suerte de obstáculos dispuestos, que había que franquear más rápidamente posible y que consistían en barreras y rías y montículos de tierra naturales.
Las carreras de obstáculos no eran del todo populares ya que los espectadores no podían seguir el desarrollo de las mismas. Por lo que empezaron a realizarse competiciones en escenarios que fueran recintos acotados. Esto se conoció como 'lepping'. Así, el primer concurso de salto de obstáculos (clase 'lepping') se celebró en Irlanda en 1865 en el marco del Dublin Horse Show. Quince años más tarde, las competiciones de salto de obstáculos (clase 'lepping') llegaron a Inglaterra y para 1900, en las islas bitánicas la mayoría de los espectáculos ecuestres más importantes tenían concursos de saltos.
De algunos documentos se desprende que el nacimiento de los Concursos de Grand Prix se produjo en París en 1866. En 1900, en el marco de la Exposición Universal de París (1900), se incluyó durante los Juegos Olímpicos de 1900 la primera competición internacional de saltos ecuestres con tres pruebas individuales para jinetes, concurso de saltos, salto alto mixto y salto largo mixto. En 1906 los deportes ecuestres fueron propuestos para incorporarse de manera definitiva a los Juegos Olímpicos, hecho que ocurre a partir de los Juegos Olímpicos de Estocolmo 1912, y para los Juegos Olímpicos de París 1924 se inscribieron 99 jinetes de 17 países.
Por otra parte , a partir de 1902 Federico Caprilli, considerado el introductor de la equitación moderna con la monta en suspensión, técnicas de cabalgadura que alivian el lomo del animal y armonizan al jinete con el movimiento natural del animal, aporta innovaciones en la postura del jinete con la inclinación del busto hacia adelante al tiempo del salto, en la disposición adelantada de la silla de montar, en las longitudes cortas de los estribos y largas de las riendas, lo que hizo que se pudieran superar obstáculos cada vez de mayor altura. De esta manera Federico Caprilli consiguió el récord mundial de salto alto el 24 de mayo de 1902 montando a «Melapo», al batir una altura de 2,08 m (6 ft 9⅞ in).
Al fundarse en 1921 la Federación Ecuestre Internacional (FEI), se homologaron las reglamentaciones de las disciplinas ecuestres y de las distintas competiciones internacionales oficiales, incluyendo las de los Juegos Ecuestres Mundiales y los Juegos Olímpicos.
Con anterioridad a la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de las competencias ecuestres internacionales eran exclusividad de oficiales del arma caballería de los distintos ejércitos nacionales. Desde que los eventos ecuestres fueron incluidos en el programa olímpico en los Juegos Olímpicos de París 1900 y luego desde su continuación desde los Juegos Olímpicos de Estocolmo 1912 hasta los juegos de Juegos Olímpicos de Helsinki 1952 (en los cuales el francés Pierre Jonqueres d´Óriola ganó las preseas doradas), fueron militares los que dominaron las presentaciones olímpicas. En los juegos de Juegos Olímpicos de Melbourne 1956 se introdujo por primera vez la participación de las amazonas en la equitación, siendo este uno de los deportes de gran aceptación en las citas olímpicas
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