Una responsabilidad compartida
La conclusión fue clara: el bienestar del caballo no puede depender solo del jinete o del propietario. Es una responsabilidad compartida entre entrenadores, veterinarios, jueces, organizadores de concursos y federaciones. Cada decisión —desde el tipo de entrenamiento hasta la gestión del transporte y el descanso— influye directamente en la salud física y emocional del animal.
¿Qué está fallando?
A pesar de los avances en medicina veterinaria y equipamiento técnico, muchos caballos siguen sufriendo por exigencias excesivas, falta de descanso, presiones competitivas o entrenamientos inadecuados. El problema no es solo técnico, sino ético: ¿estamos priorizando el rendimiento sobre el respeto al caballo?
Propuesta para jinetes y profesores
Como jinete y profesor de equitación, propongo que cada centro ecuestre implemente un protocolo de bienestar equino, que incluya:
Evaluaciones periódicas del estado físico y mental del caballo.
Revisión crítica de los métodos de entrenamiento.
Formación ética para alumnos y entrenadores.
Espacios de descanso y recuperación adecuados.
¿Amig@s del caballo qué opinan?
Este artículo no busca señalar culpables, sino abrir el debate. ¿Creen que el sistema actual protege suficientemente al caballo? ¿Qué cambios propondrías desde tu experiencia como jinete, alumno o aficionado? Pueden participar en este blog dejando sus comentarios, les gradezco su interés!

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